martes, 17 de noviembre de 2009

Una triste historia...

Era como si el aire pesase más de lo normal sentía como quemaba al pasar a través de mi esófago calcinándome los pulmones, después permanecía dentro de mí, oprimiéndome contra el colchón sin dejar que moviese ni un solo músculo, cada recuerdo era una aguja que se clavaba en mi pecho que hacía que aquel dolor se intensificase a cada momento.

Entonces mi mirada se perdía mas allá del techo blanco de la habitación y viajaba a algún lugar conocido pero distante, a algo que algún día había existido pero que ya no era más que una neblina borrosa y mis lagrimas volvían a brotar cayendo por mis mejillas empapándome el pelo. Pensé que ya no me quedaban lágrimas...

De nuevo empezó a sonar la misma canción, intente tomar aire de nuevo, pero mis pulmones se negaban, mi propio cuerpo se había vuelto contra mi. Saque fuerzas y camine hacia la ventana alcé la persiana y la luz me cegó, después de pestañear un par de veces abrí de par el cristal y mis labios crearon una nueva bocanada pero era como respirar azufre, quemaba y pesaba al entrar en mi interior.

Sentí como mi cuerpo se derrumbaba de nuevo encima de mi cama y pensé quedarme allí tumbada un par de horas más, hasta que mi madre entrase en la habitación para obligarme a cenar algo. Me sentía un monstruo por hacerla sentir así, veía como me consumía a mi misma sin poder hacer nada para evitarlo, pero yo tampoco podía...

De nuevo mis pulmones intentaron tomar aire, empecé a jadear y mis lagrimas cayeron con más fuerza, sentía que estaba en medio de un océano hundiéndome mas y mas la presión del agua cada vez era más fuerte sobre mi pecho, no podía gritar, no podía respirar...y entonces silencio.

Me desperté de madrugada, no sabia cuando tiempo había dormido, espere varios segundos sobre la cama esperando a que el dolor volviese, por que en aquel momento era lo único que me demostraba que seguía viva, no paso mucho tiempo cuando volví a notar que mi mundo se caía a pedazos y empecé a maldecirme por no seguir dormida el resto de la eternidad.

Me levanté a oscuras y caminé hasta la cocina a tientas por el pasillo, escuché lo que tanto temía, una risa que me partió el alma volvía a estar allí, apure mi paso y bebí directamente de la botella, volví a dejarla en la su sitio pensando.-Puede alguien deshidratarse llorando...- Cerré la puerta de la nevera al mismo tiempo que otra puerta se abría. Me di cuenta que temblaba de pies a cabeza mientras las voces se acercaban por el pasillo, de nuevo esa risa. No sabía si saltar desde la terraza con tal de no ver su rostro de nuevo no así, no ahora, no estaba preparada. Me quede clavada en el suelo cuando se encendió la luz de la cocina.

-Sonya! -exclamo mi hermano- Mierda que susto! ¿Se puede saber que haces aquí a oscuras?

-Solo bebía...agua -de repente mis ojos repararon en el.-Ho...Ho..Hola.

-Hola Sonya.-Me dio la impresión que también se encontraba fuera de lugar, incluso más que yo

-ehh...Bueno yo...voy a dormir...es tarde.-Agache la cabeza y sin mirarle salí de allí lo mas rápido que pude.

Sus voces se perdieron por el pasillo, entre en mi habitación y me deje caer encima de la cama, abrace el almohadón con fuerza y empecé a llorar en silencio hasta que de nuevo me quede dormida.

La luz empezó a penetrar pos las rendijas de la persiana, alargue la mano hasta coger el móvil de encima de la mesita de noche. Las 10 y media.-Sigo viva...-Espere y de nuevo un bloque de hormigón golpeo mi pecho, sabía que si me levantaba estaría allí, así que me quede tumbada un rato mas, cuando volví a mirar el reloj eran ya cerca de las 12.

Volví a escuchar su risa y mi alma se partió de nuevo, encontré a mi madre en la cocina preparando zumo de naranja. -Ahora iba a llevártelo dormilona.-esboce una sonrisa como respuesta.

Escuche abrirse la puerta de la habitación de mi hermano.

-Buenos días.

-Hay alguien más en casa?-pregunto mi madre

-No que va, Demian se fue esta mañana temprano tenía una comida o algo así creo...volverá por la tarde.-Dios perfecto ahora tenía alucinaciones, juraría que había escuchado su risa unos segundos antes. Me quede callada un momento y antes de que mis pulmones volviesen a arder decidí volver a dormirme hasta medio día. Salí de la cocina oyendo gritar a mi madre que me tomase el zumo antes de que se oxidara. Esa era su mayor preocupación que el zumo de naranja se oxidase.

-Mamá, pues si se oxida lo tiras, mas oxidada estoy yo y te da lo mismo!

-Ya estás con tus tonterías!-Sabia que debía volver a la cocina y que estaba preocupada pero también sabía que si lo hacía seguirían los gritos durante un buen rato y eso era algo para lo que no estaba preparada.-Esta niña acabara matándome de un disgusto!-empecé a oír cómo se consolaba con mi hermano pero los quejidos se perdieron en cuanto cerré la puerta de la habitación. No tarde en quedarme dormida.
Levante la cabeza y estaba allí.

-Me dejas un sitio a tu lado princesa?-Era el no había duda, tenia los pellos de punta, y no dejaba de temblar, me aparte aturdida dejándole un sitio a mi lado.-Deja de temblar boba- Sonrió y me beso suavemente en los labios y no pude reprimir el torrente de lagrimas que se avecinaba.-No llores mi niña, me mata verte llorar, ven aqui.-Abrio sus brazos y me abrazo, y de nuevo volvió a besarme, deje caer mi cabeza sobre su hombro, no era capaz de mediar palabra, empezó a acariciarme el pelo con sus dedos bajando por la nuca hasta mi oreja y un escalofrió recorrió mi cuerpo. Sabía perfectamente que hacer para que mi cuerpo respondiese como él quería. Levante la cabeza y empecé a besarle en el cuello y sin que me diese tiempo a reaccionar le sentí sobre mi empezó a besar mis labios, bajando por mi cuello, mis brazos le rodearon y mi cuerpo se adhirió al suyo como si estuvisen hechos a medida.

-Te amo...-le susurre de nuevo apoyada en su hombro.

-Y yo princesa, duerme ahora tengo que irme.-Una oleada de pánico me inundo y comencé a llorar de nuevo.

-No me dejes, te lo ruego otra vez no.-me lanzo una mirada comprensiva y seco una de mis lagrimas con su dedo índice antes de llevársela a sus labios.

-Esta será la última vez...-Estaba empezando a ponerme muy nerviosa note como mi respiración se aceleraba.

-Que quieres decir con eso, no será la última no me dejes no dejare que lo hagas...- el apoyo su dedo en mis labios e hizo que me callase

-Escúchame princesa.-Asenti mientras el no separaba su dedo e mis labios impidiéndome hablar-Siento todo lo que te hice pasar.

-No, no, no ya no lo sientas ahora estas...-De nuevo me obligo a callar.

-Escúchame Sonya!- el miedo se estaba apoderando de mi pero me mantuve en silencio -Perdóname por todo el daño que te he hecho, solo quiero que sepas que jamás deje de amarte-

-Que es lo que pasa Demian?-algo en aquella situación me asustaba, estaba allí pero nada iba bien.

-Nada princesa, cierra los ojos y duérmete estoy aquí contigo.- luche con todas mis fuerzas para no dormirme, pero sus manos acariciando mi pelo ganaron la batalla.
Cuando desperté ya no estaba allí, no sabía que había ocurrido, no era la primera vez que soñaba con él, pero no así, no podía haber sido un sueño, había sido demasiado real para eso.

Escuche sonar el teléfono en el comedor, mientras seguía intentado comprender que había ocurrido, no sé cuánto tiempo paso cuando alguien llamo a la puerta de mi habitación.

-Sonya...-no entendía nada cada momento que pasaba estaba más confundida que el anterior. Mi hermano llamo con los ojos empapados en lágrimas a mi puerta y me abrazo.

-Dan, que pasa, me estas asustando.-Me miro llorando y un mal presentimiento se apodero de mí, es como si todo cobrase sentido.-Dan, dime que está bien. Dime que no ha pasado nada.-me miro como si entendiese lo que estaba pasando y pronuncio las palabras que no quería escuchar.

-Sonya, un accidente...un coche...no han podido...-no sabía cómo decirlo pero lo había dicho todo.

-Demian...

No llore, era como si mi mundo se hubiese apagado, solo dándole a un interruptor, tan fácil como apagar la luz de una habitación. No sentía nada, peor sabia que eso era peor, porque más tarde vendría todo.

Bueno habrá que empezar, hoy estoy un poco más baja de moral, sinceramente que queréis que os diga, no os dejéis atropellar por nadie y valoraos a vosotr@s mism@s porque si vosotros no lo hacéis nadie más lo hará, no soy la más apropiada para deciros esto pero alguien tiene que hacerlo.

Supongo que he encontrado la manera de desahogarme y compartirlo con vosotros, el blog todavía está muy verde (nunca mejor dicho, xd) pero poco a poco irá ganando color y poblicaciones así que gente, espero que pasáis un buen rato y disfrutéis leyendo algunas de las palabras que dejo aquí para vosotros.

Edarlinae Pricess (U)

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